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Ideas sobre el cuidado propio y la dulzura


bebé toma amorosamente los dedos de su mamá
Cuidados y dulzura

Desde los inicios de la humanidad el cuidado se ha relacionado con la dulzura. Expresa la buena intención más allá de lo dado, más allá del acto médico o de la sustancia analgésica.

Abrazar la vulnerabilidad del otro significa que el sujeto no puede evitar reconocer su propia fragilidad.

Esta aceptación es una fuerza.

Hace que la dulzura sea un grado más alto de compasión que el simple cuidado.


Potencia de la dulzura es el libro en que Anne Dufourmantelle traza estas líneas, un poco las tomo para tejer algo entre nosotros. Algunas ideas sobre el cuidado propio y la dulzura para pensar la potencia de la gentileza, de la ternura y de propia vulnerabilidad. No es la de arriba una cita textual, entonces.


Y las apunto en esta libreta para contemplar un poco, como si se tratase de un objeto que convoca toda curiosidad. La propuesta de la dulzura, lo necesario para que ella pueda presentarse, su materia y su apuesta, esa fuerza de la que habla. Aceptar estas capas. Tomarlas, hacerlas propias. Cuidarse, dejarse cuidar, pedir ayuda.


¿Acaso hay tiempo para hacer dormir la angustia? Ese agite ocasionado por eventos inesperados o no, en definitiva no deseados o quizás desconocer cómo hacerles frente. Algo del crecer, de la madurez, aún a su espera. Y sostenerla allí, como si de una partitura se tratase, un papel que aguanta hasta el ruido! Esta aceptación, esta vulnerabilidad humana siempre, es una fuerza.


Anne Dufourmantelle filósofa y psicoanalista francesa (March 1964 – July 2017)

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