Es una época difícil, días de esperanzas y otros de abatimiento. Se sabe cuándo termina el año, se sabe cuándo empieza el ciclo escolar y cuando termina, se saben cosas... La información en estos días está a la mano, las pantallas son ya una extension del cuerpo, entonces sabemos, contamos con información. A pesar de esta novedad, ignoramos cuándo podremos recuperar nuestra cotidianidad: la productividad, el ingreso, el tiempo cedido a la escolaridad de los pequeños, los encuentros con familiares y amigos. Y mientras, estamos en el agua. ¿Qué les parece esta fotografía? Hay alguien allí que ve, nosotros también vemos, a través de su cámara, de sus ojos. Es un día iluminado, respiramos sobre las olas. Hay gente allí, sortean el camino, sin nadar aún. Atraviesan el mar con sus pies, hacen avanzar sus enormes masas, se ayudan frente a toda resistencia, la del cuerpo y la corriente. Será difícil. No ser pez es de lo específico. Tampoco seremos pez en las aguas de la cuarentena. El chapuzón es largo, sin embargo. Llevar el confinamiento tiene todo sentido, es un cambio lleno de amenazas y temores. La enfermedad y la pobreza espantan como la muerte, no es fácil tolerar tanta novedad adversa. ¿Cómo hacer? ¿Cómo sería? Este retiro obligatorio con uno no soporta un segundo más de procrastinación, tomar decisiones es de atrevidos y osados, se trata de una valentía muy peculiar. La del pensamiento. Si decide hacer terapia le avanzo una información: lidiar con estos sentimientos no es de enfermos o raros. Todo lo contrario, hace parte de cotidiano. Comprender las adversidades permite conocerse y facilita la integración con lo que está viviendo. Es verdad que el primer impulso es el de la separación, la protección y el aislamiento. Exigir la seguridad necesaria para continuar. Se trata de un proceso que vale atravesar y crecer, para hacer lo propio toca comprender. Estar bien es posible #noselopierda Foto Jasmina Trifoni Tomada de DreamInStreets #lugardepalabra #psicoterapia #psicoanálisis #saludmental #psicoter
