Homeschooling le denominamos a esto que hacemos en casa ahora porque los chicos no están yendo a la escuela. Madres y padres no la están teniendo fácil en estos días. Deben trabajar, atender la casa y además ser el intermediario, facilitador o maestro. Es decir, tenemos un nuevo trabajo!!, Y por aquí se me ocurre que puedo dejar algunas ideas que permitan organizar. La primera de ellas es que en realidad los padres no sustituyen a los maestros. En lo posible es muy importante que la institución no desaparezca, que haga presencia en casa a través de los medios disponibles. La rutina, aunque sea tediosa, permite que el caos no le atrape. Así que es mejor contar con ella y luego quejarse. Esto es levantarse, vestirse e iniciar las actividades escolares. Disponer de un espacio adecuado para ello durante ese tiempo. Organizar un horario que incluya los deberes pero también espacio para recrearse nutritivamente: películas, música, dibujo, lectura, ejercicios, cocina. Valioso incluir en este nuevo itinerario las actividades del hogar. Este confinamiento con estrictas condiciones en cuanto al aseo deja en claro que la casa necesita ser gentilmente cuidada y es mejor que encontremos el tiempo para ello porque bueno, aquí estamos lidiando con las consecuencias. Y si lo pensamos bien es un extraordinario momento para cambiar nuestra relación con la casa sea el hogar o el planeta tierra. Y acá otro tema importante, tiene que ver con los medios, las redes sociales. Y es que la casa no es espacio público. El Espacio Público es otra cosa, la escuela, la cancha, la plaza, el centro comercial, el mercado, el centro cultural. Una última cosa: la resistencia de los niños a acompañar las nuevas rutinas. El duelo. Duele no ver a los amigos y a las maestras. Al sensei, al coach y la profe de ballet. Los cumpleaños, los torneos, el parque, los abuelos. Es un tsunami emocional si nos fijamos bien. Resistir es también lo que hace el adulto, pues con cada renuncia y cambio admitimos que lo que construimos, por ahora, no estarás más. Esta cotidianidad tiene otro tiempo, otro ritmo. Importante poder escucharle para poderle danzar. Ilustración de Pascal Campion Art