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La discusión política


“La discusión política” es el título de esta obra. Se trata de cuatro hombres ubicados alrededor de una mesa durante el ocaso de lo que parece ser una tarde veraniega. Ya bebieron lo que había allí para compartir, los vasos están vacíos. Sus rostros delatan cansancio, preocupación, enojo, indiferencia.

¿A ustedes qué les dice?


A la luz de este encuentro mientras observo y releo el título de la obra “La discusión política” una pregunta emerge ¿Qué nos pasa con la política?


Cuando se habla de política ¿Qué cosas nos pasan? ¿Cuáles son los acontecimientos en curso? Qué cosas están ocurriendo afuera y cuáles se suscitan dentro, en ese interior habitado por las ideas, las fantasías, los temores.

Y vuelvo a la obra y la luz, que no es poca, pinta escasa en los rostros y cuerpos de los discutidores.


Entre ellos, los hombres allí posados, se puede notar que un campo se delimita. No podemos escuchar lo que dicen o enmudecen, pero esta construcción de cuerpos, rostros y miradas pespuntea cierta tensión que puja hacia adentro pero también fuga.


A estas alturas del siglo hay ya tanta veteranía con la política.

Si escucháramos a los del cuadro algo sabríamos acerca de las figuras de poder de su localidad, si los representan o si sienten por ellos confianza, amor o no. Puede que conversen sobre problemas como el hambre, la enfermedad, la tiranía o la indiferencia. Quizás hay un par de ideas gestándose para sortear tanto desamparo: insistir o rendirse, tolerar porque se trata de algo más prolongado, horrorizarse tal vez.


Cada cabeza es un mundo, dice la gente, el sentido común.

Cada identidad tiene una historia aún frente a problemas comunes.


“La discusión política”

Émile Friant

Francia, 1.899 .

De Twitter@historiayarte_

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