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El viaje del héroe


Venezuela se desplaza hasta otras tierras. Hombres y mujeres venezolanos consideran la opción del exilio, la proyectan, lo transitan.

El migrante tiene entre sus manos más necesidades que respuestas y toca crear cada una de estas respuestas en tanto genere un nuevo entramado de relaciones, aprenda nuevos procesos, identifique nuevas necesidades, desarrolle nuevas actividades. En su país el venezolano sabe qué hacer y a quién preguntar, pero ya avanzada la crisis social y comprometidos sus proyectos y las posibilidades de generar los recursos que le son necesarios, los problemas que presenta la migración no suman al conflicto sino a las soluciones.

Este viaje, ya se puede ver que no sólo le moverá de ciudad. El individuo sentirá incertidumbre frente a asuntos que no se planteaba, las necesidades resultarán extrañas y las tareas serán muchas antes de lograr cierta estabilidad.

Durante el tránsito no sólo nos paramos frente al planteo de hacer vida en otras tierras, nos paramos frente a la profesión, la familia, el proyecto personal, la pareja. Se revisan uno a uno intentando valorar lo que se pierde y gana y no es muy gratificante el proceso pero mejorarán los resultados en la medida que pueda pensarse como parte de un proyecto al que es posible arribar como un acontecimiento más.

Pensar en migrar intenta responder a la pregunta sobre cómo mejorar la existencia, lo mismo que el deseo.

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